LA RESPIRACIÓN
Experimenta:
Inspira profundamente……
retén ligeramente el aliento percibiendo el latido de tu corazón…………..
ahora..... acompaña a tu espiración deslizándose suavemente por tu interior.
Hazlo varias veces en este instante y observa si en el hecho de respirar te vinculas al entorno.
Al enfocar toda nuestra atención en la respiración se produce un contacto inmediato con nuestro cuerpo, una experiencia de nuestro cuerpo vivo. De esta forma, la conciencia se hace “inmediata”. Muchas veces confundimos experimentar algo con saber de algo. Y la verdadera sabiduría se adquiere con “saborear la experiencia”. Así pues, la respiración nos conecta con nuestro cerebro más básico y primitivo: la conciencia de ser sin más, de estar vivo y presente aquí y ahora, saboreando la vida.
Cada respiración es un nuevo momento de vida, aquí y ahora. No importa hacia dónde se dirige, no importa cuándo llegará, lo único que importa es este paso. Así ocurre con la respiración. No se respira para conseguir algo en el futuro, ni se respira para recordar y activar el pasado.
Muchas veces, al meditar nos abruman pensamientos en forma de recuerdos, fantasías o planes y proyectos. Si nuestra mente se entretiene en ellos, se produce una especie de ruptura en nuestro yo, que escapa hacia un pasado irremediable o hacia un futuro incierto. La atención en la respiración es un ancla en el presente que es lo único real.
Al tomar conciencia de la respiración se abre una puerta a la percepción de nuestro sistema en su conjunto. Por eso mismo la meditación es una práctica por medio de la cual nos abrimos a nuestro ser, tal y como es (los budistas lo denominan la verdadera naturaleza).
En las próximas Meditaciones si algún pensamiento te distrae, centra tu atención en la respiración. Observa como al inspirar, el aire pasa por las fosas nasales y al espirar vuelve a salir a través de ellas.
Arhat